jueves, 19 de febrero de 2009

Pero Barcelona.

Esta mañana fuí a ver si cambiaba mi vida (de nuevo). Quiero decir que me convocaron para la lista de internaje del cuerpo de profesores de primaria y Secundaria. Me convocaron, pero luego las plazas para substituciones son mínimas. Sólo 1 una plaza y la ganó (como subasta humana) el nº (perdón la persona) 20.000 y algo. Yo soy el 52.252. A pesar de todo, me puse nervioso repasando mi historial de inestabilidades: vuelta a Barcelona, búsqueda de trabajo, adaptación al nuevo trabajo que no querías pero que etc., baja temporal por lo del brazo, incorporación inmediata (el lunes al tajo) y ahora, ufff quizás en breve otro cambio... Esto de las substituciones implicará ir saltando de un colegio a otro hasta conseguir plaza fija ...de nuevo la falta de estabilidad. Época de cambios. Yo no sé dónde poner los hombros...


Pero Barcelona. Con sus cosas de niña rica y caprichosa, con sus tiendas de diseño modernísimas y sus callejuelas con olor a orín, vigiladas sospechosamente por esos que llaman ilegales (¿existe la ilegalidad de la persona?) frente al Musea de Arte Contemporáneo ( derroche cosmopolita). Y qué Soleada la Barcelona céntrica, la oficial, la que sale en el mapa de los turistas. El sol no hace distinciones, calienta y alimenta por igual. Eso hay que reconocerlo. Sin querer pasé por delante de Laie y La Central (templos del libro en la ciudad) en un recorrido improvisado en uno de mis juegos preferidos ene sta ciudad enorme: "voy a ver a dónde lleva esta calle...",. Hay algo de centro magnético en los libros, de centro cartográfico.

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