jueves, 18 de febrero de 2010

planes de visita.


Para Valle-Inclán existen tres maneras de ver el mundo: de rodillas, de pie y por encima. De rodillas lo veía Homero al dar vida en sus obras a personajes que estaban por encima de la condición humana al alcanzar la cima de los grandes héroes e incluso de semidioses. De pie era la visión de Shakespeare al dar vida en sus obras a personajes con las mismas miserias y grandezas. Por encima, era el esperpento.
Esta técnica la habían empleado, según el propio Valle, Cervantes y Quevedo en la literatura (sobre todo este último) y Goya en parte importante de sus pinturas. Buero Vallejo matizó, sin embargo, que una de las grandezas de estas obras de Valle consiste paradójicamente en que en estas piezas dramáticas «no todo es esperpento». Según Anthony N. Zahareas, «los esperpentos formulan implícitamente el gran problema moral del siglo XX: la perplejidad acongojada de la condición humana». Fernández Montesinos señalaría que «en el esperpento, los personajes son marionetas y las situaciones son en extremo cómicas. Cómicas y grotescas».

En el Callejón del Gato de Madrid hay un establecimiento donde se venden espejos cóncavos. El esperpento consistiría en reflejar «con matemática perfecta» la deformación de la vida española. Para Gonzalo Sobejano, estamos ante una «obra crucial, de encrucijada: en el estilo de Valle-Inclán, porque ofrece a la vez sus dos modos mayores de expresar artísticamente la realidad: el monumento y el esperpento. Aquí se trata de un monumento fúnebre consagrado a la bohemia heroica y de un esperpento irónico y sarcástico dedicado a los gusanos de una España invertebrada»(11).


Escena XII de Luces de Bohemia

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