jueves, 25 de septiembre de 2008

Raíces y pasos.

barrio de Torre Baró


De donde nacen las raíces. De donde se curte el calzado. Lo que nos une a tierra, nos anuda y enlaza las sobras en caprichosas formas circulares. No hay engaño: Soy de donde soy: periferia pura. La muerte de P. me ha devuelto cien fotogramas por segundo de una de las etapas más satisfactorias. Fueron años de construir de la nada, de crear e inventar, de compromiso, de ilusión compartida, de trabajo en red, en equipo, en soledad. Acompañábamos la infancia de otros. Son pocos los que conocen el barrio de Torre Baró. Allá aprendimos a evitar las cien mil aristas de la pobreza en el primer mundo, aprendimos a andar en la oscura sala de la marginalidad, a desandar para avanzar, a inventar conceptos para definir lo que anida entre lo bueno y lo malo, la nueva moral de finales de todo (la marginalidad nunca ha entendido de siglos y no sabe lo que es un final). Dos pasos alante, uno atrás, tres alante, dos atrás, silencio. Nadie puede avanzar. J. teme que le vean llorar la muerte de P.

Vistas de la ciudad desde el castillo de Torre Baró

Barrio de Ciudad Meridiana

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