sábado, 16 de mayo de 2009

Noche dadaísta.










Sara Toro Ballesteros.

Primeras décadas del siglo XX. Irrumpen las vanguardias. La provocación ante la crisis de valores. Provocación y escándalo. Dadísmo, por ejemplo. Algo de éso hubo la primera noche en Granada. Primera década del siglo XXI. Inauguración del local que ALEA BLANCA tiene en la calle Misericordia para la venta de sus libros y otros menesteres de publicidad y repografía. las cosas de Tomás, como ya venimos llamándole. Yo, como el que en el mal poema descubre tres buenos versos, soy el antólogo de algunas amistades. Jorge B. Ortiz y Tere R. Abuín acuden a la llamada circense con sus obras completas de buena gente. Vino italiano, algo de comer. Verónica Moreno y Sara Toro. Hablamos del Ladyfest. Llega Silvia Gallego a saludar, todavía imantada de Carmen Camacho en Sevilla. Poetas nuevos de la hornada de Alea Blanca son, para mí, la novedad de la noche: Leopoldo Baliña, Alfredo Rasines ... transgresores, violentando el remanso de lo pactado. Poesía excesiva, han titulado una plaquette de siete poetas en Granada. No es la poesía que a mi me gusta como lector, como escuchante, pero siempre me acabo doblando ante la ilusión ajena ante el hecho poético, del tipo que sea. Es admirable el hombre haciendo cualquier cosa, que decía Umbral. Se improvisa una lectura dentro del minísculo local. Yo en el quicio. Hay gente que no conozco: chicas que hablan idiomas extranjeros y español con acento del mundo. Una joven japonesa atrapa lo que puede de lo que ve. Siempre sorprendida. No sé quién es. Qué hace allí. Las cosas de Tomás y sus intercambios de idiomas, pienso. Llega un torero y un flamenco. El torero se presenta. Tú eres el sombrerero, le digo, y sonríe con orgullo. La fama te precede, añado, y le doy el ego que esperaba. Y era mentira, no conocía nada de su arte, suponiendo que matar un animal con florituras sea merecedor del apelativo arte. Me callo mi antitaurismo moderado y espero que algo de flamenco salga de ellos en el transcurso de esta performance involuntaria. No juzgo a la persona porque recuerdo las tardes con mi abuela. Se lo cuento a Mario Cuenca al día siguiente mientras vemos el fútbol. Él corrigió para Berenice un libro de José Tomás. Qué gran conversador es Mario. Luego descubro incidentes dadaístas sobre ajustes de cuentas de toreros bajo sospecha. Se confirma lo surrealista de la noche: toreo irrumpe en la sede de no sé qué de los toreros y destroza el local a golpes. Olé. Pero cuando todo parece suficiente, tres toxicómanos aparecen en el local y se añaden a la fiesta. Alguno se atreve a leer, incluso. Se sienten bien. Se sienten tratados con respeto. Se van dando las gracias. Tienes suerte de que no estaba con el mono, comenta Armando que conoce a estos pobladores de Plaza Lobos.

Vamos a tomar algo a el Deseo. leopoldo se descubre como un gran filólogo. Hablamos con tere de nuestras tesis doctorales, como alumnos aplicados. Me interesa la suya: el estudio del habla andaluza, sus variantes y su presencia en lo medios de comunicación.

Nos despedimos. Yo agotado por no haber dormido nada. Pensando en qué cosas pasarán mañana. Quedan dos días por delante.

Leopoldo Baliña y sus "poemas de un comuneitor"

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