jueves, 11 de junio de 2009

Abdallah Zriq

ANNA envía este poema que ha traducido. Dice que ha traducido poca poesía en árabe o en inglés, y yo pienso que debería hacer más...


Luciser (Abdallah Zriq)


Temo a los banquetes

Porque quien se reúne

En ellos para comer

Se reúne

Para matar.


Temo a los hombres

Que poseen dos ojos,

Uno que come,

Y otro que mata.


Lo vi todo en la mano.


Vi en los dedos

Demonios menudos.


Vi la uña enemistada

Con el dedo.


Y cada uno de los ojos

Enemistado con el otro.


Vi la pared rivalizando

Con el lienzo colgado en ella.


Los puentes

Tal que féretros,


La muerte como hierba negra.


Y la luz alzada

Como pálida sospecha

Sobre la cabeza.


Me asustan los dedos

De mis pies

Y de mis manos

En cuanto crecen,

Y cuando ando.


Al apagar la luz

Salen de mi cuerpo los animales

Y pueblan la tierra.


Yo, el diablo, declaro

Que no mato.

Sino que es el hombre

El que mata.

Yo, el diablo, declaro,

Que conduzco

Hacia tierras de amor ardientes

Y no hacia la guerra.


Conduzco hacia flores y velas

Y no hacia aguas muertas.


Conduzco hacia el mar

Y no hacia un río de azufre que quema.


Conduzco hacia la muerte

En un jardín remoto

Y no hacia tumbas

Entre las trincheras.


Conduzco hacia la caducidad del otoño

Y no hacia el miedo.


Conduzco hacia el diablo,

Yo, el diablo,

Y no conduzco

Hacia el humano.


Yo no tengo hermano

Para matar.


Tengo miedo de los pozos lejanos

Porque matan.


Tengo miedo de los pastores y sus flautas

Porque son profetas.


Soy el exiliado más anciano del mundo.


No poseo un violín

Pero poseo mi mano.


Sois vosotros los que me recordáis

Sólo ante el agua que abrasa,

En la noche,

En la tierra quemada,

Entre los cristales

Rotos.


Yo soy vuestro cuerpo

Prohibido,

Yo soy vuestro cuerpo

Anhelado.


Yo soy el diablo.


Vosotros crecéis

Y os hacéis viejos.

Mas yo crezco,

Y me vuelvo niño.


Yo soy vosotros,

Vuestra otra mitad

Arrebatada.


Con mis propios dedos

Diseñé el cuerpo de la mujer.


Y con mis propios dedos

Dibujé el cuerpo de la tierra.


Con mis propios dedos

Dibujé las maletas,

Dibujé el agua,

Dibujé las escaleras,

Dibujé las medias esferas.

Y arrojé hierba verde

Sobre la faz de la tierra.


De la hierba,

Emergieron poetas.


De los poetas,

Emergieron poetas.


Cuando oráis,

Os arrodilláis sobre el manto

De mi cuerpo.


Cuando coméis,

Presente estoy en la lengua.


Cuando os fotografiáis,

Soy yo quien aparece en la imagen

Y no vosotros.


Cuando os miráis en el espejo,

Me veis a mí.


En las bóvedas,

En los grifos,

En las tapas de los libros,

Adhiero piel con piel.


Recordadme cuando comáis la manzana,

Recordadme cuando dispongáis las flores,

Recordadme en la tez del jardín,

Recordadme en la pasión del agua,

Recordadme en los sueños

Que corren por los troncos de los

Árboles.


Recordadme en el paraíso

No más.


Y si entrarais en las llamas,

Olvidadme,

Y no mencionéis mi nombre

Jamás.


Ni mi mano tiene dedos para el rencor.

Ni mi cuello es como el de una botella,

Mas mi boca sigue el cauce de un río.


Y en el momento en el que quiero hablar,

Me encamino hacia el gran árbol.


Yo soy el…di….de…

Dia…da….

Dab…dabo...

di…de…dia…da…dab...dabo...

diablo.

1 comentario:

soperos dijo...

bellísimo poema y gran trabajo el de anna.

besos,
òscar.