ANNA envía este poema que ha traducido. Dice que ha traducido poca poesía en árabe o en inglés, y yo pienso que debería hacer más...
Luciser (Abdallah Zriq)
Temo a los banquetes
Porque quien se reúne
En ellos para comer
Se reúne
Para matar.
Temo a los hombres
Que poseen dos ojos,
Uno que come,
Y otro que mata.
Lo vi todo en la mano.
Vi en los dedos
Demonios menudos.
Vi la uña enemistada
Con el dedo.
Y cada uno de los ojos
Enemistado con el otro.
Vi la pared rivalizando
Con el lienzo colgado en ella.
Los puentes
Tal que féretros,
La muerte como hierba negra.
Y la luz alzada
Como pálida sospecha
Sobre la cabeza.
Me asustan los dedos
De mis pies
Y de mis manos
En cuanto crecen,
Y cuando ando.
Al apagar la luz
Salen de mi cuerpo los animales
Y pueblan la tierra.
Yo, el diablo, declaro
Que no mato.
Sino que es el hombre
El que mata.
Yo, el diablo, declaro,
Que conduzco
Hacia tierras de amor ardientes
Y no hacia la guerra.
Conduzco hacia flores y velas
Y no hacia aguas muertas.
Conduzco hacia el mar
Y no hacia un río de azufre que quema.
Conduzco hacia la muerte
En un jardín remoto
Y no hacia tumbas
Entre las trincheras.
Conduzco hacia la caducidad del otoño
Y no hacia el miedo.
Conduzco hacia el diablo,
Yo, el diablo,
Y no conduzco
Hacia el humano.
Yo no tengo hermano
Para matar.
Tengo miedo de los pozos lejanos
Porque matan.
Tengo miedo de los pastores y sus flautas
Porque son profetas.
Soy el exiliado más anciano del mundo.
No poseo un violín
Pero poseo mi mano.
Sois vosotros los que me recordáis
Sólo ante el agua que abrasa,
En la noche,
En la tierra quemada,
Entre los cristales
Rotos.
Yo soy vuestro cuerpo
Prohibido,
Yo soy vuestro cuerpo
Anhelado.
Yo soy el diablo.
Vosotros crecéis
Y os hacéis viejos.
Mas yo crezco,
Y me vuelvo niño.
Yo soy vosotros,
Vuestra otra mitad
Arrebatada.
Con mis propios dedos
Diseñé el cuerpo de la mujer.
Y con mis propios dedos
Dibujé el cuerpo de la tierra.
Con mis propios dedos
Dibujé las maletas,
Dibujé el agua,
Dibujé las escaleras,
Dibujé las medias esferas.
Y arrojé hierba verde
Sobre la faz de la tierra.
De la hierba,
Emergieron poetas.
De los poetas,
Emergieron poetas.
Cuando oráis,
Os arrodilláis sobre el manto
De mi cuerpo.
Cuando coméis,
Presente estoy en la lengua.
Cuando os fotografiáis,
Soy yo quien aparece en la imagen
Y no vosotros.
Cuando os miráis en el espejo,
Me veis a mí.
En las bóvedas,
En los grifos,
En las tapas de los libros,
Adhiero piel con piel.
Recordadme cuando comáis la manzana,
Recordadme cuando dispongáis las flores,
Recordadme en la tez del jardín,
Recordadme en la pasión del agua,
Recordadme en los sueños
Que corren por los troncos de los
Árboles.
Recordadme en el paraíso
No más.
Y si entrarais en las llamas,
Olvidadme,
Y no mencionéis mi nombre
Jamás.
Ni mi mano tiene dedos para el rencor.
Ni mi cuello es como el de una botella,
Mas mi boca sigue el cauce de un río.
Y en el momento en el que quiero hablar,
Me encamino hacia el gran árbol.
Yo soy el…di….de…
Dia…da….
Dab…dabo...
di…de…dia…da…dab...dabo...
diablo.
1 comentario:
bellísimo poema y gran trabajo el de anna.
besos,
òscar.
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