miércoles, 10 de marzo de 2010

No está lejos.

Oigo el rugir del río desde aquí. No está lejos. Miro hacia su dónde. He andado caminos sin agua en estos últimos tiempos. Ahora los señalo en un mapa. Y aquí no puedo precisar con exactitud los días. Toda búsqueda es imprecisa de inicio a fin. Todo es relativo cuando no se cierra la mente durante un largo periodo. Funciona el olvido sólo en parte. Se alarga el hueco de la espera en la toma de decisiones. O de escisiones. Oigo el ruido de mi cuerpo en el agua. Ser parte de la corriente es ahora un ejercicio que propone un ensueño febril. Levantarse en sudor después de soñar bajo el agua. Qué humedad pertenece al agua y qué parte al sudor. ¿Es más real el agua o el sudor?. La angustia del ruido nos deja mudos. Si te encuentro. Si logro descubrir la procedencia de tu caudal me sumaré a ti, poesía, o como coño te llames. Si te encuentro. Porque hasta ahora sólo te intuyo a lo lejos, parte memoria viva/parte deseo/ y hace días que la ropa se secó en este tendedero con extremidades que soy a mediados de marzo. Cuelguen sus ropas de mis brazos, transeúntes, que yo las seco en el andar y las devuelvo a sus cuerpos de origen sin daños colaterales. Escindirse es decidirse, puntualiza el cobrador del frac. Yo debo partirme en mi para ser lo demás. Saldar la deuda. Oigo la respiración de la vida. Mi mano busca el lugar entre el estómago y el corazón. Coramago. Estozón. Tacho vida por reciente animadversión a la palabra. Reescribo "oigo la respiración desde aquí". Tacho aquí. Porque ya no estoy donde me escribí por última vez. No está lejos.

4 comentarios:

Elísabeth Catena dijo...

mientras la buscas, no te das cuenta de que estás...en ella.

Ventu dijo...

podría ser?

soperos dijo...

ventu,

abrazo.

pepe

Ventura Camacho dijo...

abrazo, pepito mío!