domingo, 25 de julio de 2010

Me cuesta reconocerlo, por aquello de intentar ser el joven idealista que ya- supongo-no soy: comprar te alegra el ánimo. Iba buscando a Aníbal Núñez y me econtré con su compadre Vicente. 700 páginas de sofismas. Algo extraordinario. Cada frase es un relámpago. En la sección de música viene a mi el VERGES 2007 de Lluís Llach. Yo he entrado en su música muy tarde, casi en su retirada de los escenarios. En Menorca vimos el concierto de despedida en TV3 y desde entonces siempre quise hacerme con el disco. Ya lo tengo y ahora recorro la ternura y la visión de un país, Catalunya, sin acritud - que diría aquél . y sin pamplinas. Clar y català. Este señor dice las cosas bien dichas y no se casa con nadie. Las presentaciones de las canciones son testamentos ideológicos. Es curiosa la cara que se les quedó a los políticos catalanes cuando les echa un bue rapapolvo. Y todos aplaudiendo con risa falsa. Si Catalunya tiene que ser un país quiero que sea el de Lluis Llach.

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