jueves, 12 de junio de 2008

ejes...


Estábamos preparando la cena M y yo. Oye, déjame llamar un segundo a T. De acuerdo, pero sólo un segundo (el educador si no dice la última palabra no se queda a gusto, somos así). Llama (un segundo en idioma adolescente significa un minuto, no nos engañemos). Venga, vamos a acabar la cena, le digo mientras abro la puerta del despacho. La frena con la mano diciendo espera, tengo que decirte una cosa (con el aire que se le da al verbo de las cosas importantes, de las frases que cuestan aliento). Te echaré de menos cuando te vayas. Y acto seguido dibuja un abrazo. Voy corriendo al diccionario. Busco la E de emoción y nos encuentro, recordando nuestro fragmento de vida compartida desde hace ya más de año y medio cuando llegara con apenas 14 años. En marruecos y en españa la emoción tiene un sabor parecido por lo visto...

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