sábado, 9 de mayo de 2009

así fue, o así lo cuento yo...

Ahora ya con cierta distancia y tras varios lavados de dientes, el sabor en la lengua se desmenuza y cae cañería abajo y se pierde por la ciudad de donde vino. Era el buen sabor que deja la poesía si se comparte con amigos. Lo tenía entre los dientes, en el paladar blando. Nos quedan las fotos y la memoria viva ahora. Algo es algo. En la lengua el sabor del dentrífico reconquista su lugar.

Momento especial para Aurora el juntarnos, dice, momento especial para nos[otros] por juntarnos con ella, leer juntos, ver a los amigos.

El lugar magnífico. Sala de música en directo decorada con gusto y con cuadros de los Beatles. El público, a parte de los amigos que vinieron (Ezpeleta, Antonio Rodríguez (un placer conocerte), Anay Sala (asídua de los soperos), Faby, Encarna, Stella, Aleix...el público, digo, algo entradito en años (que no es por criticar que es por referir) que en cierto modo Pepe vio como un alivio, ya que pasaba desapercibido e incluso se puso la banda de "Mister Melilla". En fin, que el ambiente era bueno.

Yo no podía dejar de mirarles, de observarles al recitar. Me refiero a los primos soperos. Es algo placentero escucharles leer: Mariano, Pepe, Òscar. Y es que coño! yo les admiro mucho. Parece que por el hecho de ser tan majos, tan divertidos, tan buena gente, olvidamos que son tres poetas cojonudos, de lo mejorcito que leo últimamente. Y lo que digo 5 veces es verdad, que diría Sergio Algora.


Hicimos tandas de 2 poemas por barba. Luego nos leímos los unos a los otros. Hicimos uno de los famosos "picadillos" (cuatro poemas leídos a la vez que crean una atmósfera donde los versos intentan escapar) y Òscar me siguió el rollo al recitar conmigo uno de los poemas de Mariano de su edición en catalán y en castellano. Era un experimento para ver si era el mismo poema el castellano y el catalán. Comprobamos que sí, que eran el mismo.


Al finalizar nuestra lectura, subió Aleix de Ferrater a leer y luego varias mujeres de la Asociación recitaron versos. Al final nos regalaron una botella de Cava de SAnt Sadurní en edición de lujo con el cuadro de El beso de Klimt. Precioso detalle.



Fuimos a tomar algo después y volvimos a reír, felices de haber estado juntos. Qué simple.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

querido ventu,
me han quedado muchísimas ganas de repetir sala, haciéndote de teloneros, oé!.
besos,
ò.

Ventura Camacho dijo...

´todo se andará...amic, debríamos montar algo en esa sala con los poetas del Sur.... abrazo