jueves, 8 de abril de 2010

Penitentes.



(*) Nazareno con cruz: Se sitúan tras el paso de Cristo o misterio y portan cruces penitenciales normalmente de madera. No llevan capirote sino capillo rebajado y se les llaman penitentes.

Escuché en la radio una teoría sobre la invención de la idea de Dios por el hombre a partir de una reacción (no sé si) química en el cerebro. Me interesa poco la idea de Iglesia, aunque debo reconocer cierta curiosidad por la fabricación de la marca "Dios", por su estrategia de markéting, (aquí cabría una broma estilo "cristian dios" que no pienso hacer). Por otra parte, me fascina la idea del humano creyente y su liturgia. La iglesia sin Iglesia. La iglesia en cada cuerpo. Lo que hay de folklore en el invento de Dios tiene su gracia desde fuera: Los gitanos del albaycín cantaban a la vez que alimentaban el fuego de las hogueras con gritos de "guapo"a un hijo de Dios camino de la muerte poco preocupado en esos momentos por su belleza exterior, intuyo. La Virgen es recibida por un aluvión de "guapas" y "olés", entre salves rocieras y otros cantares espumosos de un público que aúna fiesta y tragedia con una facilidad pasmosa. Y las imágenes, por su parte, muestran la tristeza anticipada de nuestro destino en el rostro: el ser humano es el error, el único capaz de matar las buenas ideas de todos mientras ensalza la belleza de alguien que sufre un calvario. No había la necesidad de inventar la Gran Respuesta si nadie se hace grandes preguntas... Soy un espectactador de trascendencias.



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