sábado, 18 de junio de 2011

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[5]  Pero partiendo del optimismo que impulsa esta acción de ahora, precisa y definida: escribir, salgo beneficiado sin haberlo pretendido. ¿Puede uno sentarse frente a la Historia o la literatura y salir ileso? No hay manual de uso del tiempo. No debería. 
No se puede separar al pájaro de su canto, el tiempo de quien lo construye. Escribir de otros tiempos literarios era válido también, pero con los pies en la historia. Quizás debería reflexionar más sobre las frases que escribo sin pensar demasiado. 
No sé de la Historia ni una milésima de lo que ella ha hecho de mi. 

[6] Y el profesor añade: De ahí una cuestión que en Ortega va a ser fundamental y también en todos nuestros poetas del 27(…): la necesidad de un proyecto de futuro continuo hacia algo que no se sabía qué era, algo que se trataba de conseguir, por lo menos en poesía, sin conocer muy bien el objetivo

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