O. PRINCIPIO
[0] El problema no era que los fragmentos no existieran, el problema es que no había más que fragmentos, escribe el profesor sobre la frente de los alumnos.

[1] Hay libros de los que guardo sólo una frase, un fragmento que, aislado del resto, habita mi vocación más fragmentaria. Es injusta la memoria con el resto de páginas descartadas. Hay puzzles de los que robo la que será con certeza la pieza última, la que sin duda se antojará imprescindible, dará nombre a la necesidad. Es mi manera de protestar contra lo imposible, contra lo que se descompone y fragmentariamente se muestra receloso de ser abarcado en su totalidad.
[ 2] He acumulado un desorden desintecionado de anotaciones bibliográficas: títulos de libros por leer, frases que no pude tatuar en piel ajena y que no me atreví a hacerlo en la mía propia, autores a los que debo conocer con urgencia, catálogos de mi ignorancia, listado de cosas que debo aprender en menos de diez años o diez minutos, no sé, y algunas anécdotas literarias con las que escribir un poema, un relato, algo.

[3] Más adelante el profesor añadía:
se trataba así de que no había totalidad que poner sobre la mesa.
[4] Tú siempre me decías que escribir era un acto de valentía. Y las respuestas siempre eran las mismas: calladas por respuestas, respuestas por silencios.
6 comentarios:
hermoso comienzo. te sigo.
besos,
Gracias, Ò. Te abrazo
buen estreno. me gustará seguir el recorrido.
un beso,
anna
gracias, Anna
queremos más fragmentos, venturín!
besos
pepe
estoy programando fragmentos para cada día, pepico! un abrazo
Publicar un comentario