107
Ay, Ramón. Bájate del elefante. No tortures más al pobre animal. Las personas mayores nunca llegarán a ser niños, Ramón. No deberías haber crecido. Pero uno no escoge el paso del tiempo.
Tú eres un moderno modernista. Eso dicen de ti las esquinas de los besos largos. No hay quien te entienda. La historia, sin embargo, te recordará como un precursor. Eso he leído en los libros. Dicen de ti que acogiste en tu regazo las corrientes de Europa cuando España todavía no era Europa ¿Recuerdas? cuando todo el mundo trataba de explicar el futuro y nadie sabía qué nombre ponerle: París, Madrid, Barcelona… Castilla era un nombre pasado de moda. Los que bebieron en las fuentes del fin de siglo son unos amargaos. ¡Eso es lo que son! ¡Se hacen viejos farfullando España entre los dientes! Ellos no te entenderán jamás. Ni a ti, ni a tus greguerías, ni te perdonarán que seas amigo del italiano.
Marinetti sólo inventó la máquina, la ciudad hizo el resto. Cuidado con Ortega. No te arrimes mucho a él. Te quiere sólo si le sirves para el puzzle. Ay Ramón, ¡bájate del elefante! que hay que airear el ascensor (hoy ya sabemos quien ha venido a la tertulia con su perfume de tertuliano). Dicen que iba para cura. Pobre Morente ¡para cura dice¡ ¿Y qué le habrá hecho la iglesia a él ?
Era Ramón quien pilotaba el avión de nombre greguería.
Dicen de ti que atrapabas la realidad y la encerrabas, carcelero doméstico y fetichista, en cacharros escondidos entre los libros del salón y que tenías un oso disecado junto al sofá con el que escribías a medias tus novelas y comentabas, antes de ir a dormir, las novedades literarias de última hora.
No hay comentarios:
Publicar un comentario