Ayer

Ayer hacía mucho frío. Frío de esos anunciados por televisión, pero de los que te sorprenden igualmente. Frío de los de cuerpo adentro. Ya me entienden. Y hubo problemas de sonido que cortaron un poco la inercia que llevábamos. Cuando la temperatura baja, las cuerdas de la guitarra se desafinan constantemente. Uno se vuelve inseguro y le cambia la cara. Cuesta disfrutar cuando no dominas todos los factores! Pero abajo había mucha gente querida, soportando el frío y la espera. Gracias a tutti. Me alegré mucho por Toni, que disfrutó como ninguno de la ilusión de tocar en las fiestas de su barrio. Y me alegro que nos quede tanto por aprender!