[viene de la entrada #1]
( ...) Viale Porta Portesse. Una inscripción en lo que parece un edificio oficial, una escuela con siglas GIL, reza:
( ...) Viale Porta Portesse. Una inscripción en lo que parece un edificio oficial, una escuela con siglas GIL, reza:
“Necessario vincere
piu necessario combatere”
Agradezco Roma, que recojas lo que dejo en estas tus calles dormidas todavía, que seas cul de sac, cajón de sastre, pozo seco, tierra baldía para mi mente. Marco tus calles, como el gato Buco, dolido y confuso te desgasto, arrastro el peso del condenado, el destino del Hombre, ahora que el sol desciende y su peso no quema pero hace evidente su cercanía. Agradezco, Roma, lo que haces por mí.
Conseguir que la luz y la vida confluyan en armonía en un fotograma no es fácil.
Stella Maris. Un graffitti en la pared frente a la que empiezo a cenar es una virgen sosteniendo entre sus manos un barco. Hay un marinero en tierra. Después de mañana y tarde siguiendo los pasos de Alberti por el Trastevere, ya lo relaciono todo enfermizamente.
Suenan ( o resuenan) las campanas del Trastevere entre sus calles. Alberti no estuvo en Granada antes de estar en el Trastevere. Las calles estrechas que menciona de este barrio le hubieran parecido nada comparadas con las del Albaicín. Nunca fui a Granada escribió el poeta, y finalmente fue, y yo también fuí.
Alberti hace referencia a los maleantes del Trastevere. Yo he visto los yonkis italianos del siglo XXI. Perdonen la irreverencia.
Un hombre fuma un cigarro en la ventana. Una enorme enredadera trasteveriana le envuelve bañándolo todo de un intenso verde. Le ilumina la mejor luz de la tarde. El ruido de los pájaros entre la yedra entona un precioso estruendo al que perece ajeno, más que probablemente acostumbrado. Desde la altura de su ventana el desconocido fuma y observa los primeros turistas de la tarde. De repente, alguien grita al fondo de la calle y los pájaros guardan un súbito y acompasado silencio. Ya lo decía Alberti, en el Trastevere se habla a gritos.
Es mi cabeza una campana fugaz.
Es de día todavía cuando voy a pagar con la tarjeta a dentro del bar. El propietario observa mi tarjeta de crédito (que tiene una imagen de la Alhambra) e identifica Granada en su mapa mental de España. Granada le lleva a Barcelona, Barcelona al fútbol, de ahí al partido Real Madrid vs. Barcelona, 2-2 me informa, y nos entendemos en le lenguaje del deporte.
Una anciana vestida de negro y tapada con un pañuelo fuxia baila rozando el rídiculo sobre la música de Ricky Martin. Mueve las manos ante la mirada de los paseantes en la plaza de Santa María in Trastevere. Ho visogno, hay escrito en un cartel.
Un mago hindú aparece de la nada en mitad de la plaza. Yo descanso en los escalones de la fuente. Un borracho duerme a mi espalda. El mago habla con una letanía que alarga las frases y las estira para llamar la atención del respetable. “Guarda questa cordaaaaaaa”, repite insistentemente. (...)
3 comentarios:
Yo me perdí por las calles del Trastevere. También me perdí por el albaicín. Roma es para mi: principio y final de todas las cosas. Algun día te lo explicaré. O no.
Claro! tienes que contar esos inicios y finales! Gracias por comentar!
ventu, qué viaje tan aprovechao tras los pasos del poetaco. y qué bien aprovechaos estos días!
el trastevere tiene algo de albayzín, como decías en algún comentario,pero los gatos son distintos...
hay una estela bizantina en la entrada de la chiesa de santa maria que me dejó turulato. y la vista de la città desde el colegio di spagna. y los vendedores ambulantes. y un ristorante dondé debió comer totó, o fellini, o marcello, con tipos sacados de las películas o al revés.
hay que volver, ventura. gracias por estas entradicas, primo.
nos vemos ya.
besos
pepe
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