lunes, 30 de julio de 2012

La playa.

Encontrar la apacible soledad entre la voluntad de una playa atestada de lenguas extrañas, de ciudades fragmentadas, de Córtazar sobre la arena en el hombro de la joven cortejada, entre el masaje no deseado y la bebida ofrecida en un tintineo sonriente, el recuerdo de una conversación reciente sobre el deseo de lo supérfluo, los cantos de sirenas hermosas e inalcanzables los cuerpos hermosos. Perder la cuenta de las veces que uno ha intentado cuidar de una planta y acaba convirtiédose sólo en un sembrador de semillas con esperanza inagotable, con voluntad insobornable. Pero en la playa también se duda. Y se quebrantan normas internas, instrucciones para el ferreo control de uno mismo. Se lee, se ama, se recuerda, se planea, se espera, se vence, se admite, se convierte uno en arena desplazada con suavidad de un montón a otro, en apariencia iguales, en esencia distintos.

2 comentarios:

Rocío Núñez dijo...

Bonito texto, Ventu.

Besos.

Ventura Camacho dijo...

gracias Rocío! un abrazo