Gafas Nuevas

Tengo, por fin, gafas nuevas. Las uso sólo para leer y para todo lo que es pantallable. Ya saben. Perdí las otras misteriosamente (es una manera de negar mi torpeza). Fuí a la óptica con la esperanza de que me dijeran que yo también tenía la vista cansada como Luis García Montero pero no tuve la suerte y la oftalmóloga me quitó de la cabeza en seguida mis sueños de poeta consagrado. Por cierto, una vez conocí a uno que anhelaba ser asmático. No pregunten si no quieren saber. A lo que iba, que tengo gafas nuevas con las que ver mejor, pero tengo la intuición de que las (a partir de hoy) viejas (que injustos somos con los objetos) gafas aparecerán, porque llamé a mi madre para contarle la pérdida y me dijo que le atara los cojones a Pilatos (una especie de superstición extremeña que consiste en coger un pañuelo y atarle las puntas y todo lo amenudo que se pueda ir apretándoselas). Los cojones de pilatos son las puntas del pañuelo, el pañuelo tiene cuatro puntas, luego Pilatos tiene dos buenos pares de cojones. Matemática pura.