lo que pasa

"Lo que pasa", me dice la amiga sentada en la escalera, "es que tienes demasiadas cosas en la cabeza y deberías escoger un principio". No hay motivos para la tristeza, me repito camino de las dos de la tarde y vuelvo a repetirlo en su presencia, a las dos y diez. "Lo que pasa" soy yo. Darse cuenta de ser. Levantar la mano y tocar techo, mirarse el yeso y los restos de pintura blanca entre las uñas. Comprobar que las lentejas sin estar en remojo siempre quedan duras. Hacer fotografías mudas para detener algo, quizás el silencio. Ser como un puño cerrado . Escuchar la radio de lejos. Alguien habla de algo. Comprobar en la voz de otro que todavía quedan restos de la nevada de ayer. Escuchar: la amiga me extiende la mano en el teléfono, las mismas manos que darán voz a mis poemas. El lunes nos vemos. Y claro, eso debe ser el futuro. Lo que pasa es que necesito un exhorcismo, o en su defecto, seguir amando como hasta ahora.