jueves, 23 de junio de 2011

[24-29]

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[24] Pero terminó la niñez y caí en el mundo. Escribe Luis Cernuda.





[25]  La infancia puede ser un exilio, la huída primera que marca y condiciona el resto del camino, la intuición de lo que será un peregrinaje vital y definitivo. El carácter de cualquiera puede definirse a raíz de una soledad no forzada, de un exceso en la rigidez familiar, de aplicar la jerarquía militar a la organización familiar, y de buscar y no hallar, aspectos elementales para la formación de la personalidad como la compañía en el juego o el afecto de unos padres.

[26] Luis Cernuda escribe: De niño, cuando a la noche veías el cielo, cuyas estrellas semejaban miradas amigas llenando la oscuridad de misteriosa simpatía, la vastedad de los espacios no te arredraba, sino al contrario, te suspendía en embeleso confiado. Allá entre las constelaciones brillaba la tuya, clara como el agua, luciente como el carbón que es el diamante: la constelación de la soledad, invisible para tantos, evidente y benéfica para algunos, entre los cuales han tenido la suerte de contarte

[27] Pedro Salinas ironizaba en carta a Jorge Guillén sobre la “presencia muda y encogida” de Cernuda que “apenas acompañaba”.  Esa misma presencia muda y encogida era la de su padre, una más que probable herencia desafortunada, poco comparable a la de heredar el gusto por los trajes y el  buen corte.

[28] En efecto, se sella el mundo, como medida de protección, como refugio y excusa, con la inevitable resignación a lo que uno ve y asimila, trata de entender y no comprende.


[29] Cuando uno crece en el silencio la soledad y el oído se agudizan. Puede llegar a convertir, sin saberlo,  el problema en virtud. La biblioteca paterna, donde no se le permitía la entrada, se convertiría en uno de los refugios para combatir la soledad, para huir del silencio y sentirse acompañado por las voces que surgían de las historias de aquellos libros. A la vez, era una manera de  transgredir con infantil rebeldía, la férrea autoridad paterna, las reglas estrictas del hogar. Los primeros viajes, las primeras aventuras, probablemente los sueños de un niño, se confundirían entre los tomos rojo y oro con nombres de países extraños y aventuras por descifrar. Porque un niño cuando lee descifra el mundo de la imaginación:

2 comentarios:

Manuel Ballester dijo...

Molt, molt interessant el blog, sobretot aquests fragments que es van acumulant com si fos pura arbitrarietat i no el camí que se segueix d'acord amb un/el pla in(an)terior que és.

Ritme, llenguatge i "allò" (però no voldria que això aparegués com de biaix irracional) que diferencia el poeta del qui no ho és.

Aniré passant.


Manuel
(Barcelona)

Ventura Camacho dijo...

Moltes gràcies Manuel! Sempre s'agraeixen els comentaris de suport. Si no sembla que un no sap ben bé a qui parla....gràcies