lunes, 27 de junio de 2011

Desafinado




Semanas, meses, hace que me siento desafinado. Tiempo sin cambiarme las cuerdas, que suenan pero no con la fuerza que lo hacían antes, cuando brillaban con cierto orgullo de novedad, seguras en cierto modo de que la novedad es poder para adentrarse en múltiples sonoridades. Hay dolor en la base de los dedos, rastro oxidado del tiempo, muescas de un sonido rancio. En cada inicio hay un atrevimiento, una valentía pequeña. Sueno a cuerda gastada. Se acostumbra uno a sus sonoridades diarias y deja por un momento de escucharse con criterio.  Dejo de tocar, escucho lo que hay de verdad en el silencio, cambio la indumentaria, me cuerdo nuevos tonos y planeo, preveyendo un fracaso, versiones de mi yo más lejano, esas versiones resultonas que siempre levantaro el canto coral de la multitud y nos enseñaron que bajo el canto de muchos siempre hay alguien que desafina, que finge saberse la letra. Y así se decide uno a reinventarse. Se compran las cuerdas, esta vez invirtiendo en una gama alta, duradera. Se despedaza con agradecimiento el antiguo sonido, se despieza el acorde desafinado. Una despedida emotiva. MI SI SOL RE LA MI me sostienen nuevamente. Hay un MI al inicio y al final de cada uno de mis actos. Uno es grave, el otro agudiza la nota como queriendo escapar en grito. Anudo la cuerda al final, para que así la tensión no nos haga saltar por los aires. Hay que dejarse un trozo de uno mismo colgando del vacío, tiene que sobrarnos yo por los lados. Y me doy vueltas cuerda a cuerda. Me doblo, me enrosco, giro en el clavijero hasta llegar al primer engaño conocido. Se pasa por muchos tonos antes de llegar a donde uno quiere dormir tranquilo. Una cuerda nueva desafina durante un tiempo hasta que adopta su forma óptima, la que responderá durante mucho tiempo a nuestro toque más emocional. Decido dejarme más allá del tono una noche, posponer el afinado definitivo. Me tengo paciencia porque me conozco. Esta noche dormiré aún por encima de mi tono, aumentando la tensión hasta que las cuerdas cedan y deje el nylon, o la piel, acercarse a los tonos afinados, a una cierta docilidad controlada. Ya no hay excusa: con mis cuerdas nuevas, mañana seré yo quien ...

6 comentarios:

Nacho Gálvez dijo...

Doiiiiinnnnnnnnnggggggggg!!! (onomatopella de cuerda rota al intentar afinarla demasiado).

Ventura Camacho dijo...

jajaja qué cierto! y qué gran metáfora!

Jorge B. dijo...

http://www.youtube.com/watch?v=YZUu1DKiVFU

afínate en tí

Ventura Camacho dijo...

tú siempre con tus grupos granadinos

Roger dijo...

El secreto de cualquier afinación es escuchar(se).

Ventura Camacho dijo...

Cierto,amigo